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martes, 25 de octubre de 2011

Cuadros dentro de cuadros

Entre samplers y melodías oníricas, te presentamos el folk bjorkeano de Lucrecia Ugena.

“Me interesa refrescar un poco la forma ‘canción’, incorporando otros materiales sonoros y otras miradas”, dice Lucrecia Ugena, cantautora experimental, a la hora de hablar de sus temas, plagados de micro mundos, cuadros dentro de cuadros que forman climas introspectivos. Sus primeras armas en el universo musical las hizo en los grupos Cien Hamacas y Luné. Con este último editó Espacio tibio (2009), un disco donde los sintetizadores reinaban sobre melodías amables. Pero desde 2010 inició una búsqueda solitaria. “Cuando formaba parte de la banda me sentía como encerrada, incluso diría que hasta le faltaba aire a la música.”

Una canción que representa la esencia de Lucrecia es “Azulejo”. Un folk “bjorkeano” de dos mitades muy diferentes que, como era de los tiempos de Luné, tuvo que reinventarse para formar parte de su repertorio solista y seguir conservando su esencia acústica y a la vez acercarse a la electrónica. La letra cuenta un viaje onírico a través de un espejo como lo hiciera Alicia, la protagonista de los famosos libros de Lewis Carroll. También, expresa una especie de manifiesto existencialista: “tanto tardé para abrir mi boca”. Esta frase habla de una reacción tardía ante la decisión de largarse en solitario a hacer música. “Puedo decir que recién ahora, unos años después de componerla y cantarla varias veces, estoy materializando esa reacción.”

Los planes futuros de Ugena son pulir más el material, editarlo y seguir llevando sus canciones al público. En los shows en vivo está acompañada, en teclados, por Cristian Estrella y, en bajo, por Orlando Sosa. Pero hay ocasiones donde se suman invitados como Ana Foutel, en piano preparado, y los Chulit, en video performance. Hay que estar atento: las canciones de Lucrecia Ugena están a punto de volverse viento.


Joel Vargas

sábado, 22 de octubre de 2011

Máxima visibilidad

Presentamos a La Ciudad Bajo la Niebla, un trío de Caballito con espíritu británico.

“Todo comenzó en el año 2008 como un proyecto en el que iban colaborando siempre distintos amigos músicos como Agustín Cruz, Nancy Endrizzi, Bruno Vives, todos del barrio de Caballito”. Así recuerda el cantante Martín Avati los inicios de La Ciudad Bajo la Niebla. Un puñado de canciones escritas a modo de proyecto solista, que con el paso del tiempo incorporó a Agustín Cruz en teclados (“hicimos primaria y secundaria juntos”, apunta Avati), Agustín Sánchez en bajo y Matías Luke en la batería.

Las influencias de la banda se adivinan por el lado del nombre: una clara alusión a Londres, capital de Inglaterra, de donde Avati & Cía. toman para sí lo mejor de los Beatles (“desde la crudeza y euforia de ‘Please please me’ hasta la superproducción de Magical Mistery Tour y Sgt. Peppers”), las guitarras de Brian May, los Stones, Radiohead y The Libertines. Sin embargo, no hay que dejar de destacar que del otro lado del Atlántico, The Strokes y The Killers aportan lo suyo al estilo musical –y estético- de la banda, que cuenta dos EP en su haber y un disco debut llamado Te Amo, editado este año, y en el que colaboraron distintos músicos, entre ellos Edu Schmidt, ex Árbol.

Edu los había visto en un show de Sponsors y a través de mensajes en Facebook, la banda de Caballito invitó al músico de Haedo a su estudio y grabaron el tema “Sangrar”. “Primero grabó los violines y realmente me sorprendió la capacidad con que armó y ejecutó los arreglos: grabó cinco violines armonizados uno detrás del otro y ¡cada uno en una toma!”, recuerda Martín. Fue tanta la buena onda que Edu convocó al cantante a la despedida de su disco solista en el Roxy.

El futuro encuentra a La Ciudad Bajo la Niebla con objetivos claros: siguen con sus show presentando Te Amo, trabajan en su primer videoclip y piensan para principios del año próximo en grabar su segundo disco.


Martín Barraco
Taller de Periodismo

Volver al futuro

Presentamos a Seisdedos, un proyecto que actualiza lo mejor del grunge y el heavy de los noventa.

Nada puede hacer volver el tiempo atrás. Sin embargo, cuando Seisdedos debutó en vivo, el 6 de junio del 2006 (sí, sí: 6/6/6) fue como estar en los '90 en Seattle, pero 16 años después y en la Argentina. Ellos reconocen que la identidad de la banda “está muy marcado por la música de los 90”, pero no solo por bandas grunge como Alice in Chains o Nirvana, sino también por el sonido heavy metal de Pantera y, más cerca en el tiempo, proyectos como Arctic Monkeys, The Dead Weather o The Strokes.

“Seisdedos es una gran mezcla de lo que escucha cada uno...”, dice Andrés, baterista de la banda, que junto a Boris (voz), Ivo (guitarra, voz), Lauda (bajo) y Alejo (guitarra), ya tienen editado el disco Verdaderas intenciones que grabaron de forma independiente, lo que les permitió mantener absoluta libertad artística.

Seis dedos es una banda que mantiene la esencia y la idea de que un grupo hace música, antes que nada, para que ellos puedan disfrutarla y estar esta satisfechos y orgulloso con el resultados.

Nadie puede hacer volver el tiempo atrás pero, qué tal si una banda apreta fastfoward para adelantarnos el pasado hasta el presente. Bueno, Seisdedos es uno de esos grupos.

Marcos Casa Valencia
Taller de Periodismo

viernes, 23 de septiembre de 2011

Perdedores hermosos

Los alumnos del taller de periodismo escriben sobre su canción favorita. Marcos Casa Valencia eligió "El número 2 en tu lista", de Los Fabulosos Cadillacs.


Viajemos a 1988. Mientras Soda Stéreo conquistaba Latinoamérica con Doble vida, en la Argentina había bandas como Los Piojos, Bersuit Vergarabat y Attaque 77, que recién daban sus primeros pasos en distintos antros, entre otros. En el medio, entre el under y la consagración, una banda de ska no se quería quedar atrás. ¿Quiénes? Los Fabulosos Cadillacs, que venían de editar Bares y fondas y Yo te avisé!, ese año dejaron atrás melodías festivas como “Mi novia se cayó en un pozo ciego” o “Estoy harto de verte con otros”. Porque no todas las canciones de El ritmo mundial están hechas para bailar y saltar o cantar a dúo con tu amiga; también hay temas que relatan una de las historias más tristes y conmovedoras en la discografía de la banda hasta ese momento ¿Cuál? “El número 2 en tu lista”.

Comienza con una especie de trueno que anuncia la tormenta de guitarras acústicas que se avecina, y un Vicentico que de entrada ya dice que la canción va ir por el lado de la desilusión: “Vuelvo a casa temprano, hermano/nada salió como lo esperaba/él fue mejor, se la llevó...” La canción continúa con unos teclados que marcan el ritmo, y el bajo de Flavio que en momentos se escucha de fondo, y por otros incluso más fuerte que la voz de Vicentico.

Por cómo entona los versos, que a medida que van pasando se vuelven más desgarradores y angustiantes, da la impresión de que Vicentico (autor del tema) vivió en carne propia ser el típico “loser” de la historia. “El número 2 en tu lista” insinúa el rumbo que tomaría después la carrera de Vicentico solista. Él también podía componer canciones tristes y sufridas, “miren cómo puedo hacerlo”, parece decirnos con este tema que en clave surfer y ska-punk destila una tristeza que se puede bailar.

Era 1988 y LFC crearon sin darse cuenta un himno. ¿Un himno? Sí, un himno de los perdedores. Desde entonces, todos ellos se pueden sentar en la mesa a cantar esta canción.

Marcos Casa Valencia
Taller de Periodismo

martes, 6 de septiembre de 2011

Voy a escuchar tu remera

Recapitulaciones de pensamientos que tenía en mi juventud alternativa y cómo caí rendido ante una pelirroja.

El falso profeta de la ciudad de las diagonales vive encerrado en su bunker de Parque Leloir. Algunos obsecuentes dicen que tiene miedo a la sociedad, fobia; yo diría que tiene cierta misantropía. Desde su mansión (¿no era que el lujo es vulgaridad?) reflexiona mirando la vida por TV mientras pelea por el tesoro de los inocentes ricoteros con los otros reyes que no andan en camello. ¡La puta guita!

martes, 30 de agosto de 2011

¿Qué es ser periodista de rock?

Tres alumnos del taller de periodismo que dicta Matías Capelli escriben sus manifiestos sobre lo que es y debería ser la práctica del periodismo de rock. 


La chispa adecuada
El periodismo musical, el periodismo de rock, se encarga de… la música ¿y qué es la música? ¿Una forma de expresión? ¿Un arte? ¿Sonidos? Y el rock ¿Qué es el rock? ¿Un estilo?¿ Una forma de gritarle al mundo lo que uno piensa sin censuras? ¿Rebeldía? ¿Un negocio? ¿Todo eso junto o nada?

Si el objetivo no esta claro, si no posee una estructura, forma o como se quiera llamar, fija, el periodismo de rock tiene que despojarse de la estructura clásica, ser dinámico, una fusión entre la información que no se debe manipular y lo que opina quien escribe. Una chispa, una chispa diferente que otros periodistas no necesitan. ¿Chispa? Sí. De humor, de ironía, de maldad: de rock.


Carolina Aponte Ramírez

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Soy rock

¿Qué es el ROCK? Es el KCOR al revés. Esta frase era dicha por un Luca Prodan de lentes espejados allá en los oscuros ochenta.

¿Sabría Alan Freed realmente a que nos exponía al posar la púa sobre esos tempranos vinilos?
Pete Townshend, de The Who, acuñó una hermosa definición: "Si grita pidiendo verdad en lugar de auxilio, si se compromete con un coraje que no está seguro de poseer, si se pone de pie para señalar algo que está mal pero no pide sangre para remediarlo, entonces es rock androll”.
Por ahí se dijo también que los BEATLES además de componer las mejores canciones del siglo pasado también se encargaron de –inventar– la adolescencia.

Detengan las rotativas, que alguien apriete el botón rojo. Porque si esta música dio el puntapié inicial a un mundo nuevo, que lleva alrededor de 50 años girando y siendo nuevo a la vez, cada día, casi imposible analizar … ¿Cómo hacemos para indagar las consecuencias de este fenómeno?

El periodista de rock, el periodismo de rock, el periodismo y el rock. ¿Qué decir? Expectativas, muchas; certezas, pocas; sentires, varios; reglas, ninguna, o tal vez esa sea la única: que no hay reglas.

Un periodismo sin límite, sin frontera, filoso, sexy, confrontativo, rabioso, de choque, de dientes apretados, de ir siempre con la verdad, con coraje y sin pedir sangre para redimirlo.

Solo así entonces será periodismo de rock en roll.

Víctor Najmías

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Devenir periodista de rock

Ser periodista no es una cuestión de ser, sino, más bien, de estar siendo mientras se está escribiendo. El periodista de rock nace de su propio texto y oficio. Su materia prima y esencia es la palabra. Con ella debe pigmentar de colores la hoja en blanco, para decir a otro, mejor dicho, para comunicar a otro, eso que tiene la suerte de ver y escuchar.

Pero para comunicar es necesario crear un lazo con el lector, y ese lazo no es otra cosa que la palabra, capaz de generar un puente consistente por donde transitar de manera apacible o no, porque el periodismo debería interpelar de alguna manera. Textos que cachetean y en muchos casos dejan sin aliento, ahí en esa zona incomoda, debería ubicarse el periodista de rock.

El periodista de rock: es decir sus textos, son pequeñas transmisiones, retratos sujetivos, postales de ese insondable inframundo de un género que nació para transgredir límites, plagado de matices y alternancias.

Directo al corazón y luego a la cabeza. Porque lo mejor se degusta, una buena nota la lees más de una vez. Una buena canción la escuchas toda la vida.

La música tiene eso: es una compañía fiel, podes ser egoísta y escucharla en la intimidad de una habitación o compartirla en un estadio de fútbol con miles de personas. Y para cada estilo de música, hay un tipo periodista. Yo quiero devenir uno sin límites, con tachas, peinados punks, pantalones glam y con bolsillos llenos de canciones, plegarias a viejas y nuevas revoluciones, de pequeña envergadura o de grandes hazañas. No importa.

Nadia Caramella