Manu Chao ama a la gente

Si se hablara de artistas que toman el arte en el que se expresan como un vehículo de comunicación con los demás, Manu Chao, sin dudas, aparecería como primer tema de conversación. Su música, ecléctica,  siempre arriba, con letras que claman por un mundo mejor, probablemente hace un tiempo haya dejado de explorar nuevos territorios. Sin embargo, a las multitudes que en Argentina lo siguen cada vez que se sube a un escenario, mucho no les importa.

El recital que ofreció en el microestadio de Argentinos Juniors este martes fue una prueba más de que ir a ver al ex líder de Mano Negra tiene que ver con la música, sí, pero tiene que ver con mucho más que eso: es un acto de militancia. Estar ahí fue la prueba de que, un martes a la noche puede ser diferente, que el mundo que vivimos cada día puede ser distinto. Un recital al palo, sin tregua, en el que artistas arriba y público abajo se conectaron en un punto esencial, casi filosófico: están ahí para liberar todas las energías, olvidarse de todo, y perderse sin preocuparse, sabiendo que todo va a estar bien. Saltan sin parar, hasta el infinito, y disfrutan de una sensación que es sobre todo del cuerpo, del desapego del cuerpo.

Manu Chao y su equipo están ahí, pareciera, por la gente. La gente, sin dudas, está ahí por Manu Chao y sus músicos. Ellos solos, con sus instrumentos, serían otros sin ese diálogo constante, esa búsqueda permanente de complicidad e intercambios con esas miles de almas que saltan sin parar y devuelven cada guiño como si lo hubieran ensayado. Juntos comparten el disfrute social, directo, entre líder y masa. La masa le canta a la esperanza, al amor, a la libertad, como pide su líder, y sobre todo, al menos en esos instantes, cree profundamente en lo que siente. Es casi una cuestión de fe.

Manu es puro carisma, es pura pasión. Disfruta viendo disfrutar sin caretearla, por más que pareciera haber algo de pose en su actitud. Se podría decir que existen tres tipos de recitales. Hay músicos cuyos recitales son nada más para vivirlos. Otros saben brindar recitales que son únicamente para escucharlos. Algunos saben hacer conciertos para sentirlos y escucharlos a la vez, a libre elección de cada uno de sus espectadores. De Manu Chao podría decirse que está en condiciones de ofrecer un show para escuchar y sentir a la vez, talento le sobra. Sobre todo está en condiciones de hacer lo que tenga ganas de hacer.

La música es su manera de comunicarse, su forma de unirse a la gente, representa su espacio de libertad y sabe que es el espacio de liberación de muchos otros. Se puede ver que disfruta de su capacidad de movilizar al otro.  No deja un minuto de mirar a la gente, de pedirle que cante, de hacerla intervenir, no se toma un minuto para olvidarse de los demás y envolverse en su guitarra, como si el mundo a su alrededor hubiera desaparecido, en el placer de escuchar a su banda sonar. Manu ama a las personas. Es un músico social, de la sociedad, o de una parte Si se hablara de artistas que toman el arte en el que se expresan como un vehículo de comunicación con los demás, Manu Chao, sin dudas, aparecería como primer tema de conversación. Su música, ecléctica,  siempre arriba, con letras que claman por un mundo mejor, probablemente hace un tiempo haya dejado de explorar nuevos territorios. Sin embargo, a las multitudes que en Argentina lo siguen cada vez que se sube a un escenario, mucho no les importa.

La música es su manera de comunicarse, su forma de unirse a la gente, representa su espacio de libertad y sabe que es el espacio de liberación de muchos otros. Se puede ver que disfruta de su capacidad de movilizar al otro.  No deja un minuto de mirar a la gente, de pedirle que cante, de hacerla intervenir, no se toma un minuto para olvidarse de los demás y envolverse en su guitarra, como si el mundo a su alrededor hubiera desaparecido, en el placer de escuchar a su banda sonar. Manu ama a las personas. Es un músico social, de la sociedad, o de una parte al menos. Lo decidió así. Te guste o no te guste.