Entre samplers y melodías oníricas, te presentamos el folk bjorkeano de Lucrecia Ugena.
“Me interesa refrescar un poco la forma ‘canción’, incorporando otros materiales sonoros y otras miradas”, dice Lucrecia Ugena, cantautora experimental, a la hora de hablar de sus temas, plagados de micro mundos, cuadros dentro de cuadros que forman climas introspectivos. Sus primeras armas en el universo musical las hizo en los grupos Cien Hamacas y Luné. Con este último editó Espacio tibio (2009), un disco donde los sintetizadores reinaban sobre melodías amables. Pero desde 2010 inició una búsqueda solitaria. “Cuando formaba parte de la banda me sentía como encerrada, incluso diría que hasta le faltaba aire a la música.”
Una canción que representa la esencia de Lucrecia es “Azulejo”. Un folk “bjorkeano” de dos mitades muy diferentes que, como era de los tiempos de Luné, tuvo que reinventarse para formar parte de su repertorio solista y seguir conservando su esencia acústica y a la vez acercarse a la electrónica. La letra cuenta un viaje onírico a través de un espejo como lo hiciera Alicia, la protagonista de los famosos libros de Lewis Carroll. También, expresa una especie de manifiesto existencialista: “tanto tardé para abrir mi boca”. Esta frase habla de una reacción tardía ante la decisión de largarse en solitario a hacer música. “Puedo decir que recién ahora, unos años después de componerla y cantarla varias veces, estoy materializando esa reacción.”
Los planes futuros de Ugena son pulir más el material, editarlo y seguir llevando sus canciones al público. En los shows en vivo está acompañada, en teclados, por Cristian Estrella y, en bajo, por Orlando Sosa. Pero hay ocasiones donde se suman invitados como Ana Foutel, en piano preparado, y los Chulit, en video performance. Hay que estar atento: las canciones de Lucrecia Ugena están a punto de volverse viento.
Joel Vargas
Joel Vargas
No hay comentarios:
Publicar un comentario