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Finalmente, el viernes pasado tuvo lugar el magnífico, co-lo-sal cierre del ciclo
Cine y música en las venas que, a lo largo de casi un mes, nos permitió compartir grandes películas, de distintos géneros, estilos y directores, pero todas unidas por una sólida presencia musical como factor común.
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Y la frutilla del postre fue
Luca. La película de Rodrigo Espina le hizo honor a ese lugar de privilegio con una convocatoria que superó ampliamente tanto las expectativas como la capacidad de la sala. Cuando no alcanzaron las sillas, aparecieron los sillones, después los pufs, y cuando todo lo tapizado se acabó, el suelo también se prestó para recibir a los últimos espectadores que consiguieron un lugarcito. Todo para seguir la increíble historia de Luca Prodan, contada por él mismo, por su familia y sus amigos.
Cuando la sala no dio más, la gente siguió llegando y ya no pudieron entrar. Por eso, a todos los que se quedaron afuera y a los que se quedaron con ganas de más, les decimos que estén atentos que en los próximos días puede haber novedades.
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