Alta Fidelidad - Día 1: Edelmiro Molinari vino con música y buena onda

Faltaba más de una hora para que empezara su clínica, y Edelmiro ya estaba ahí, relajado, sonriente, afinando las guitarras, preparando el sonido, contando de sus viajes, de su vida, de una gira en Chile. Cada tanto hacía sonar su instrumento, ante la mirada silenciosa de todos. Lo rodeaban dos o tres personas de producción de Estudio Urbano, y no más de un asistente, además de su encantadora mujer Claudia, que lo acompañaba.

La clínica empezó puntual. Fue más puntual él que el público (atento con la puntualidad chicos!), que fue llegando y terminó llenando la sala. Algo tímido, abrió haciendo lo que más disfruta, tocando la guitarra, y luego disparó la propuesta: "pregunten, que la finalidad de esta clínica es lograr una intimidad musical entre ustedes y yo".

La charla tuvo un poco de todo. Edelmiro habló sobre los mejores guitarristas, los más excéntricos, los sonidos que cada uno logró y cómo lo hicieron; criticó con buen humor a los coleccionistas de guitarras que nunca usan ninguna. Y, por supuesto, contestó preguntas sobre su vida, su carrera y sus experiencias en Almendra y Color Humano. Pero sobre todo, presentó y tocó cada una de sus cuatro guitarras.

Su buena onda se transmitió y contagió por todo el salón. Edelmiro estaba ahí, simple, con su remera de Led Zeppelin y sus guitarras, charlando, cantando, tocando, hasta parecía un tipo común y corriente. Más o menos, lo que se puede contar de esta cita de guitarristas. El resto queda para ellos y él, ya es parte de la intimidad musical a la que sólo tuvieron acceso quienes estuvieron ahí.

Así arrancó nuestra primera clínica del ciclo Alta Fidelidad. Todo un lujo.