
La asociación de productores y editores musicales españoles, Promusicae, le pidió a Telefónica los datos de sus clientes, usuarios de Internet, que habían descargado música a través del programa Kazaa, a los que había identificado por sus direcciones IP. La información iba a ser utilizada para realizar denuncias civiles contra todos esos usuarios.
Telefónica se negó, y finalmente un tribunal de la Unión Europea la eximió de identificar a quienes descargan música de la web, por considerar que la entrega de datos de sus clientes afectaba el derecho a la intimidad.
Pero esto es en España. ¿Qué pasaría acá? Quizás a CAPIF le gustó la idea y en este momento le esté pidiendo tus datos a tu proveedor de Internet para mandarte un comando tipo SWAT a secuestrarte la computadora. ¡Trabá la puerta!
De paso, va este convincente aviso de la industria musical yanqui.